El Homúnculo

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viernes, 11 de julio de 2008

Primer pupilo de los textos emergentes


He decidido llamar textos emergentes al conjunto de letras formadas en fila que nacen sin previo aviso ante una circunstancia imprevista y que me obligan a escribir para evitar cierto colapso. Este es el primero publicado aquí, un poema, a pesar de que no soy tan asiduo seguidor de esta formas de arte con las palabras, pero podemos decir que hay cosas que no pueden salir a la luz sin otra forma.

Aprehensión

Texto de Hohhenheim
Ilustración
de JayPd3 http://jpd3.deviantart.com/


Siento un silencio vago a mi alrededor,

el mismo que se percibe cuando las puertas se cierran

y las motas de polvo reflejan la luz

en pequeños caleidoscopios ambulantes,

trago saliva para dejar pasar una pastilla de nostalgia.

Tengo que admitir que me duele menos de lo que imaginé,

aunque no por eso deja de producirme cierta sensación de pecho exprimido.

Si tuviera lágrimas,

diría que hasta unas cuantas quisieran escaparse para alivianar el peso

de una despedida que ya no suena a un hasta luego,

de un acabóse que no es fingido, de un regreso que perdido en el tiempo.

Afortunadamente he aprendido a asimilar los golpes súbitos,

me ha ayudado mucho estar inmerso en las montañas de la locura.

Toda causa tiene su efecto en la ley del karma,

y la armonía universal que genera el devenir de las cosas

te puso frente a mí para reflejar mi tibieza e imperfecciones.

Hace rato te supe transparente y perdí el sabor de tu piel,

cerré los ojos esperando que no estuvieras allí al siguiente parpadeo,

pensando que el mundo se desvanece si no crees en él.

Llegó más tarde que temprano

el día en que no te encontré y respiré de nuevo,

fuiste mi licor, mi cábala, mi cordura y mi monomanía ecléctica,

me diste la oportunidad de absorber tu ánima

en un último suspiro asimétrico que golpeó en el viento y mi cabeza

en mágica sincronía.

Tengo suerte de que el día marcado por el sino irrevocable haya sido justo ahora,

Me figuraba siempre cómo sería,

parece que mi imaginación volvió a superar la realidad

surgió a cuenta gotas, con una buena dosis de anestesia, para mi buena salud.

La armonía universal supo ablandarme una vez más,

justo a tiempo, para que pueda comprender que las arenas han caído

y que mis pérfidos vaivenes han cambiado de dirección.

Siento que concluye un ciclo

te agradezco por ser símbolo de agonías y luces perfumadas,

al fin puedo decirte adiós y llamarte dulce recuerdo.

1 comentario:

Byron dijo...

Es curioso que las manifestaciones más sublimes suelen emerguer en los momentos más emocionalmente sensibles. En los momentos en que las lágrimas quieren salir, conviene dejar que las letras fluyan.
Saludos y adelante con la tesis.