Ahora publico un mini cuento que salió en uno de esos días en que se piensa lo insignificante que se puede llegar a ser frente al Universo. Los nombres son un conjunto de letras que nos dan vida, una línea de garabatos que que permite que dejemos de ser una masa nebulosa y anónima entre las millones de cosas a nuestro alrededor, y nos convirtamos en un individuo, en algo único.
Voluntariamente Nadie
Texto de Hohhenheim
Ilustración de Asfodelo: http://asfodelo.deviantart.com/
Desperté asustado porque había olvidado mi nombre. No sé si fue durante una pesadilla que alguien lo borró de mi cabeza o si me di algún golpe contra el espaldar metálico de la cama, lo único que puedo decir es que no tengo idea de cómo me llamo.
¿Cómo pudo haberme pasado algo así? Puedo admitir que se me olvide la dirección de mi casa, el proyecto urgente de mañana y hasta la cara de mi jefe cuando lo vea, pero cómo es que no puedo acordarme de mi propio nombre. Ahora que lo pienso, un tipo anónimo es alguien que no existe. Hay culturas en la que el alma te está dada el mismo día en que te ponen un nombre. En el día del juicio ¿cómo va a llamarme Dios, si no tengo nombre? Para reconocer que una tumba pertenece a alguien ¿qué ves primero en la lápida?, pues sí, el nombre. Ese puñado de letras te hace un individuo, te permite salir de esa masa amorfa que es el Ello y convertirte en Yo.
Me puse los zapatos y un abrigo que lo cubra todo sin compromiso, igual, si alguien se escandaliza por mi inmoralidad a quién van a reclamar; si solo soy un fantasma que no se puede identificar. Camino y nadie se da cuenta de mi presencia, una señora regordeta con sombrero de plumas choca contra mí y no se disculpa, el abrigo cae y exhibe al público mis tristes pellejos, pero nadie dice nada, nadie me mira, nadie respira. Puedo hacer lo que sea, hasta matar, que nadie se inmutaría…no está nada mal.
Ahora que recuerdo, tal vez Yo fui quien quiso olvidarse el nombre.
2 comentarios:
Buena historia, con muchos significados. Visitaré seguido el blog, que está chévere.
Eh...soy Asfódelo, el del dibujo, encontré el blog por casualidad.
Muy bueno el minicuento, se le pueden sacar varias interpretaciones. Claramente alguien sin nombre no tiene identidad, y sin identidad no se es nadie. Ser voluntariamente nadie te abre muchas puertas externas y te cierra las internas, te da libertad de hacer pero te quita de ser.
Buen trabajo..y gracias por dejar el link a deviantart. Ojalá hubieras podido avisarme, pero sé que no cualquiera puede escribir ahí.
Saludos.
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